12 marzo, 2007

ÁNGELES


Los que dicen que ven ángeles son generalmente considerados unos chiflados. Pero es difícil tachar de tal al doctor S. Ralph Harlow, respetable profesor de religión del «Smith College» de Massachusetts. Su encuentro con la clase angélica tuvo lugar mientras paseaba con su esposa por una cañada boscosa de Ballarvade, Massachusetts.

Harlow oyó primero unas voces calladas y después declaró: «Esta mañana tenemos compañía en el bosque.» No pudieron descubrir de dónde venían aquellos sonidos y prosiguieron su paseo. Las voces parecieron acercarse y, por último, sonaron precisamente encima de ellos. La perpleja pareja miró hacia arriba y vio algo increíble: «A unos tres metros encima de nosotros y ligeramente a nuestra izquierda, había un grupo flotante de espíritus, de ángeles, de gloriosas y hermosas criaturas que resplandecían con una belleza espiritual -dijo Harlow-. Nos detuvimos y miramos mientras pasaban por encima de nosotros.

«Eran seis hermosas jóvenes, llevando holgadas vestiduras blancas y sumidas en afanosa conversación. Si se dieron cuenta de nuestra presencia, no lo demostraron. Veíamos con perfecta claridad sus caras, y una mujer, un poco mayor que las demás, era especialmente hermosa. Sus cabellos negros estaban recogidos en lo que hoy llamaríamos cola de caballo y, aunque no estoy seguro, parecían sujetos detrás de su cabeza. Estaba hablando seriamente a un espíritu más joven que nos daba la espalda y que parecía mirar a la cara de la mujer que hablaba.»

Ni el doctor Harlow ni su esposa pudieron descifrar lo que decían aquellos seres, pero ambos afirmaron que vieron y oyeron claramente a los bellos fantasmas. Observaron pasmados y excitados cómo pasaban los «ángeles». El doctor Harlow, que es muy buen observador, pidió después a su esposa que le contase exactamente lo que había visto. Su descripción del encuentro coincidió con la de él.


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