20 marzo, 2007

¿Cómo puedo llegar a tu corazón?


Cómo me gustaría poder entrar en tu corazón, para decirle como puede ser feliz, que vale mucho, que no le de miedo amar y ser feliz...

Decirle que tiene tantas cosas bellas para dar. Que no se encierre en el dolor. Que salga a la vida…

Cómo puedo decirle a tu corazón que vale mucho. Que merece todo, Que así es la vida, llena de tropiezos, sinsabores, pero también de amor, alegrías y triunfos...

¿Cómo decirle a tu corazón, que no sufra, que no llore, que sea feliz…?

¿Cómo puedo hacer para que veas que eres muy especial?

Sé que si conocieras a tu propio corazón y desnudaras el alma, encontrarías lo que buscas…..LA FELICIDAD

Y yo le pregunto al mío:

¿Qué te hago corazón, para que seas feliz?

Y sólo me responde...

Quiérelo, escúchalo, acompáñalo y hazlo sonreír.


12 marzo, 2007

ÁNGELES


Los que dicen que ven ángeles son generalmente considerados unos chiflados. Pero es difícil tachar de tal al doctor S. Ralph Harlow, respetable profesor de religión del «Smith College» de Massachusetts. Su encuentro con la clase angélica tuvo lugar mientras paseaba con su esposa por una cañada boscosa de Ballarvade, Massachusetts.

Harlow oyó primero unas voces calladas y después declaró: «Esta mañana tenemos compañía en el bosque.» No pudieron descubrir de dónde venían aquellos sonidos y prosiguieron su paseo. Las voces parecieron acercarse y, por último, sonaron precisamente encima de ellos. La perpleja pareja miró hacia arriba y vio algo increíble: «A unos tres metros encima de nosotros y ligeramente a nuestra izquierda, había un grupo flotante de espíritus, de ángeles, de gloriosas y hermosas criaturas que resplandecían con una belleza espiritual -dijo Harlow-. Nos detuvimos y miramos mientras pasaban por encima de nosotros.

«Eran seis hermosas jóvenes, llevando holgadas vestiduras blancas y sumidas en afanosa conversación. Si se dieron cuenta de nuestra presencia, no lo demostraron. Veíamos con perfecta claridad sus caras, y una mujer, un poco mayor que las demás, era especialmente hermosa. Sus cabellos negros estaban recogidos en lo que hoy llamaríamos cola de caballo y, aunque no estoy seguro, parecían sujetos detrás de su cabeza. Estaba hablando seriamente a un espíritu más joven que nos daba la espalda y que parecía mirar a la cara de la mujer que hablaba.»

Ni el doctor Harlow ni su esposa pudieron descifrar lo que decían aquellos seres, pero ambos afirmaron que vieron y oyeron claramente a los bellos fantasmas. Observaron pasmados y excitados cómo pasaban los «ángeles». El doctor Harlow, que es muy buen observador, pidió después a su esposa que le contase exactamente lo que había visto. Su descripción del encuentro coincidió con la de él.