ALICE

En marzo vi Alice, de… ¿lo adivinan? ¡Muy bien! Una comedia de esas que no pretende ser nada, de enredos amorosos, ilusiones y desencantos, muy en su estilo (los directores con estilo se copian, es lo que tiene el estilo). No hay más que la vida normal, sin trascendencias filosóficas ni finales felices, quizá sin un final… y Mia Farrow magnífica, claro, haciendo su papel de mujer rubia con cara de yo-no-fui. Un entretenimiento de hora y media, en el que, como en todas las películas insustanciales y ligeras de… él, uno descubre acaso el cruce de caminos que en más de una ocasión habremos de encontrarnos todos. Y ya no es que se trate de elegir si siempre nos quedará París o no… simplemente lo grandioso de Alice reside en que en un momento de la peli, cuando uno está frente a la tele medio prestando atención a mil cosas, y no sólo a la pantalla, se produce un giro de esos que te levanta del sillón exclamando: "¡¡¡oh, sí, Allen Todopoderoso, qué cabrón eres, cómo preparas astutamente el terreno, qué guión, qué huevos los tuyos, qué situación sin que se vea el calzador por ninguna parte, sin que se vean los trucos, sin música falseada de un Vangelis!!!"… y entonces te da miedo darte la vuelta por si acaso Él está tras de ti con una sonrisa cínica, arqueando las ojos sobre sus gafas de pasta...